Aunque no me creas, seguiré danzando entre los nenúfares amargos de mi estanque embarrado de guerras y agonías. Seguiré armoniosa entre las cuerdas de mi débil pentagrama, alzando piernas al ocaso hasta sentir los músculos resquebrajándose como cristal hecho añicos contra la pared. Seguiré pintando de colores mi cielo gris, aunque tenga que inventarlos mentalmente y morar en mi mundo de ruinas deformes…
Aunque no me creas, seguiré existiendo a contrarreloj en las adversidades de mi existencia, entre los cortinajes teatrales de mis sonrisas a media cocción con un punto de salada carcajada contagiosa, rellena de cosquillas y confeti oxidado. Seguiré escondiendo el dolor en mi caparazón de espinas mortíferas, enredadas de hiedra venenosa y flores de hielo. Seguiré evocando los gratos recuerdos en los muros de mi soledad callada e inexistente al mundo, pero que ensordece mis tímpanos cada noche hasta arañar mi deshilachada alma errante... Silenciosa seguiré en este parterre deshecho de fogatas y sauces llorones, nocturno jazmín que se evapora en el grito estrangulado a medio camino en mi garganta...
Aunque no me creas, no me importa que no me creas... Decido cada día vivir aunque quisiera morir. Decido seguir bailando al son de este chupito amargo en el que nací y sin rumbo sigo en este mar de dudas y batallas... Decido amar primero los defectos de cada cual para adorar el doble cada virtud...
Aunque no me creas, decido seguir danzando en la cuerda floja, aún cuando esto me condene a ser juzgada y castigada