30 dic 2017

Fin del 2017

Yo hace mucho tiempo atrás que dejé de hacer propósitos para los años nuevos que van llegando. ¿Para qué si nunca los cumplimos? Y más yo que con mi cuerpo petado de enfermedades, ni de coña cumplo algo. Se vive mucho mejor y sin decepciones añadidas al ego, que bastantes llevo ya acarreadas. El cupo está lleno!

Tengo que decir que el 2017 no ha sido tan malo para mí. Vale que mis enfermedades van empeorando, que me van saliendo cosas nuevas y que me tienen un pelón baja de moral a veces, pero no he perdido a nadie, así que para mí ya es un año genial.  Además, tenemos nuevo miembro en la familia, Lola, nuestra mini Dachshund, siendo ahora una familia de 5.

Y si le sumamos que, desde que decidí volver a usar mi cuenta de Twitter, he ido encontrando a gente maravillosa que, sin ellos imaginarlo, me han ayudado a salir del pozo negro en el que estaba cayendo a principios de este año, pues menos puedo quejarme. Es cierto que son redes sociales, que la gente puede ser de una manera online y diferente en persona, pero yo soy de las que quieren creer que hay gente como yo. Que somos igual en un sitio en otro. Que aún va quedando gente de buen corazón que te arrancan sonrisas cuando menos las esperas y que viva el buen rollo a pesar de los malos momentos.

Te vas ya 2017 cuando parece que fue ayer cuando entrabas como un vendaval derribando todo a tu paso. Te vas y sólo puedo darte las gracias por no haberme quitado nada y por dejarme seguir compartiendo sonrisas.

Al 2018 le pido que siga igual que este. Ya veré como batallo todo lo que le está pasando a mi cuerpo, pero espero que pueda seguir disfrutando de los míos y que ellos no me falten. Quiero muchos años así, por favor. 

Bueno, posiblemente sólo le pida al nuevo año, que venga dándome energías para todas las cosas que quiero hacer. Que termine de barrer mi apatía fuera de mí y de la casa. Que me haga más loca y venga repleto de risas.

Os deseo un 2018 lleno de todo lo bueno para batallar los momentos tristones.



20 dic 2017

Perdida...

De nuevo, he vuelto a abandonar la escritura. Llevo un tiempo bastante largo muy perdida. Me gusta repartir sonrisas porque me paso mucho tiempo en soledad, pero lo cierto es que nadie sabe lo perdida que me siento, hasta miedo me da decir que más bien vacía.

Vacía de querer hacer cosas. 

Desde que mi salud se agravó mucho desde diciembre de 2015, apareciendo nuevas cosas, empeorando el resto, mi apatía ha ido degenerando a pasos agigantados.

Tengo muchas ideas para vídeos divertidos, pero como lo tengo que hacer todo sola y acabo encontrándome fatal, pues más ganas añadidas a no hacer nada.

La buena noticia es que desde hace una semana, me estoy obligando a mí misma a hacer cositas. He conseguido hacer una fofuboli, estoy intentando hacer unos adornos navideños para el año que viene en arcilla fría y dos proyectos esperando. Ojalá siga capaz de encontrar las fuerzas de continuar.

Pierdo horas mirando el vacío infinito. Imaginando una vida que no tengo. Una vida en la que estoy sana y puedo salir a trabajar, dar clases de baile, salir a pasear con mi marido y mis peludas. Y no esta vida en la que me paso días y días encerrada. Sólo salgo una vez a la semana a comprar comida y ya está. Aunque también es cierto, que alguna vez consigo ir al gym y entonces mi ánimo cambia radicalmente. Lástima que sólo dura unas pocas horas.

Sólo alguien en la misma situación que yo es capaz de comprender el grado de gravedad de lo que vivo. Soy positiva, río mucho, pero tras esa cortina, está esa pena de no poder ser quien quisiera ser.

Cómo desvestirme de esta apatía? Echo de menos vivir en Lloret de Mar. Aquí necesito conducir para poder salir del vecindario, pero por mi salud es algo que no puedo hacer. Y allí podía salir a caminar libremente. Era capaz de ir a hacer la compra sola, no depender de nadie a pesar de mi dependencia.

Ahora me dan más pena los pájaros y animales que están en jaulas porque yo también me siento en una. La única diferencia es que los pobres si viven completamente encerrados y a mí mi cuerpo, donde vivo y mi marido que no me motiva a salir, son la causa de todo.

A veces me pregunto si estoy sumergida en una depresión disfrazada. Algo que sé que está ahí pero que me niego a verlo y sigo para adelante. "Todo va a mejorar. Tengo que seguir", me repito muchas veces al cabo del día, todos los días. Pero lo cierto es que sé que algo no está bien. Siento que quiero desaparecer, pero pienso en mis chiquitinas peludas que no puedo dejarlas solitas y me quedo. Me quedo una vez más quieta, con ellas, dándoles todo el amor que puedo y tengo.

Y lo descargo aquí porque nadie me lee. Porque nadie sabrá cuan amarga es mi existencia y mis ganas de arañarme el alma.

Me toca seguir... Tengo que seguir... Y me está costando tanto...
© Tierra de Lulu | Blogger Template by Enny Law