19 mar 2019

Solo Lulu

Hace un año que no asomo el hocico por aquí y sé que a nadie le pilla por sorpresa. Lo increíble hubiera sido ser capaz de escribir al menos una vez cada mes. Ahí si que hubiera roto esquemas y la gente estaría pensando: "¿Qué ha pasado aquí? ¡Esta no es nuestra loca de siempre!

Pondrían la voz en grito. Se repartirían panfletos de "Se busca", (obviamente con una de mis peores fotos como es tradición en estos casos), y a este blog lo denunciarían por robo de identidad.

Si soy sincera, no sé que hago aquí, porque tanto vosotros como yo sabemos de que no voy a ser capaz de seguir una pauta para escribir, y voy a seguir cambiando el orden de las palabras cada dos por tres, (no queráis saber cuantas veces tengo que releer lo que escribo, y aún así, siempre acabo liándola).

Los que me hayáis leído desde un principio, habréis notado que hay cambio de nombre. Siempre he pensado que lo de "Lady" era demasiado cursi, incluso no me pegaba, así que desde ahora sólo seré Lulu.

Después de estas tres últimas semanas en las que no he parado de tener ataques de ansiedad, y causarme un brote de fatiga en donde la mayoría de días no he sido capaz ni de hablar, ni ver TV, ni nada, me lo he tomado como un aviso. Entre nosotros, siendo sincera, esta vez sí que he creído que tenía algo realmente malo. Pero afortunadamente, una vez más, parece que no y esto ha hecho que mi mente y mi actitud cambien.

Hasta un extraño pensamiento hizo mella en mí. ¿Qué hubiera pasado si en vez de mis padres llamarme M, me hubieran llamado Lulu? A lo mejor Lulu hubiera tenido un destino diferente. A lo mejor no hubiera sufrido abusos de pequeña. A lo mejor su madre la hubiera querido. A lo mejor no hubiera sufrido la violación casi a los 19 y no hubiera sido bulímica ni hubiera coleccionado enfermedades, como parece que hago.

Pero también es verdad que entonces no sería quien soy ahora. No sería fuerte ni luchadora. Tal vez no hubiera tenido el maravilloso padre que tuve, ni el marido tan maravilloso con quien comparto lo bueno y lo malo de la vida ahora. Tal vez, tampoco tendría a mis tres peludas, ni estaría en USA.

Lo que si siento es que debo dejar a M detrás. M está quemada, cansada y sin ganas de nada. Ya no tiene luz ni alegría. Y Lulu tiene ganas de vivir, de reír, de hacer excursiones, de escribir, de luchar de nuevo, de no rendirse, de trabajar con la arcilla y las pinturas.

Me pregunto si esto es lo que llamarán un desdoblamiento de la personalidad o es tan sólo que necesito y quiero reinventarme.

Va a ser difícil. Un camino largo y lleno de piedras y agujeros, pero estoy decidida a vivir y no dejar que los nubarrones oscuros, me amarguen más de lo necesario.

Así que ahí voy, desmelenada y loca una vez más, y sonriendo a la vida.

30 dic 2017

Fin del 2017

Yo hace mucho tiempo atrás que dejé de hacer propósitos para los años nuevos que van llegando. ¿Para qué si nunca los cumplimos? Y más yo que con mi cuerpo petado de enfermedades, ni de coña cumplo algo. Se vive mucho mejor y sin decepciones añadidas al ego, que bastantes llevo ya acarreadas. El cupo está lleno!

Tengo que decir que el 2017 no ha sido tan malo para mí. Vale que mis enfermedades van empeorando, que me van saliendo cosas nuevas y que me tienen un pelón baja de moral a veces, pero no he perdido a nadie, así que para mí ya es un año genial.  Además, tenemos nuevo miembro en la familia, Lola, nuestra mini Dachshund, siendo ahora una familia de 5.

Y si le sumamos que, desde que decidí volver a usar mi cuenta de Twitter, he ido encontrando a gente maravillosa que, sin ellos imaginarlo, me han ayudado a salir del pozo negro en el que estaba cayendo a principios de este año, pues menos puedo quejarme. Es cierto que son redes sociales, que la gente puede ser de una manera online y diferente en persona, pero yo soy de las que quieren creer que hay gente como yo. Que somos igual en un sitio en otro. Que aún va quedando gente de buen corazón que te arrancan sonrisas cuando menos las esperas y que viva el buen rollo a pesar de los malos momentos.

Te vas ya 2017 cuando parece que fue ayer cuando entrabas como un vendaval derribando todo a tu paso. Te vas y sólo puedo darte las gracias por no haberme quitado nada y por dejarme seguir compartiendo sonrisas.

Al 2018 le pido que siga igual que este. Ya veré como batallo todo lo que le está pasando a mi cuerpo, pero espero que pueda seguir disfrutando de los míos y que ellos no me falten. Quiero muchos años así, por favor. 

Bueno, posiblemente sólo le pida al nuevo año, que venga dándome energías para todas las cosas que quiero hacer. Que termine de barrer mi apatía fuera de mí y de la casa. Que me haga más loca y venga repleto de risas.

Os deseo un 2018 lleno de todo lo bueno para batallar los momentos tristones.



20 dic 2017

Perdida...

De nuevo, he vuelto a abandonar la escritura. Llevo un tiempo bastante largo muy perdida. Me gusta repartir sonrisas porque me paso mucho tiempo en soledad, pero lo cierto es que nadie sabe lo perdida que me siento, hasta miedo me da decir que más bien vacía.

Vacía de querer hacer cosas. 

Desde que mi salud se agravó mucho desde diciembre de 2015, apareciendo nuevas cosas, empeorando el resto, mi apatía ha ido degenerando a pasos agigantados.

Tengo muchas ideas para vídeos divertidos, pero como lo tengo que hacer todo sola y acabo encontrándome fatal, pues más ganas añadidas a no hacer nada.

La buena noticia es que desde hace una semana, me estoy obligando a mí misma a hacer cositas. He conseguido hacer una fofuboli, estoy intentando hacer unos adornos navideños para el año que viene en arcilla fría y dos proyectos esperando. Ojalá siga capaz de encontrar las fuerzas de continuar.

Pierdo horas mirando el vacío infinito. Imaginando una vida que no tengo. Una vida en la que estoy sana y puedo salir a trabajar, dar clases de baile, salir a pasear con mi marido y mis peludas. Y no esta vida en la que me paso días y días encerrada. Sólo salgo una vez a la semana a comprar comida y ya está. Aunque también es cierto, que alguna vez consigo ir al gym y entonces mi ánimo cambia radicalmente. Lástima que sólo dura unas pocas horas.

Sólo alguien en la misma situación que yo es capaz de comprender el grado de gravedad de lo que vivo. Soy positiva, río mucho, pero tras esa cortina, está esa pena de no poder ser quien quisiera ser.

Cómo desvestirme de esta apatía? Echo de menos vivir en Lloret de Mar. Aquí necesito conducir para poder salir del vecindario, pero por mi salud es algo que no puedo hacer. Y allí podía salir a caminar libremente. Era capaz de ir a hacer la compra sola, no depender de nadie a pesar de mi dependencia.

Ahora me dan más pena los pájaros y animales que están en jaulas porque yo también me siento en una. La única diferencia es que los pobres si viven completamente encerrados y a mí mi cuerpo, donde vivo y mi marido que no me motiva a salir, son la causa de todo.

A veces me pregunto si estoy sumergida en una depresión disfrazada. Algo que sé que está ahí pero que me niego a verlo y sigo para adelante. "Todo va a mejorar. Tengo que seguir", me repito muchas veces al cabo del día, todos los días. Pero lo cierto es que sé que algo no está bien. Siento que quiero desaparecer, pero pienso en mis chiquitinas peludas que no puedo dejarlas solitas y me quedo. Me quedo una vez más quieta, con ellas, dándoles todo el amor que puedo y tengo.

Y lo descargo aquí porque nadie me lee. Porque nadie sabrá cuan amarga es mi existencia y mis ganas de arañarme el alma.

Me toca seguir... Tengo que seguir... Y me está costando tanto...

4 abr 2017

4 célebres frases o preguntas que odio

Claro, cuando no estás enfermo, no piensas en lo que dices o preguntas. Si lo hiciéramos, nos meteríamos la lengua debajo del sobaco más de una vez.

Queremos tener empatía con el pobre jodido enfermo; creer que estamos haciendo algo bueno por esa persona, pero... No. Desde lo más profundo de mi corazón y aunque te provoque un ictus, no.

A ver, una vez no pasa nada, pero a mí cuando me lo repiten día sí y día también pues como queeeee... Mis Chakras no están cruzados, me han abandonado, directamente.

Cosas que tengo que oír cada día y, no me gustan. Algunas repetidas hasta la saciedad.

- "¿Estás bien?": Sí hombre, cojonudamente. ¿No me ves? Qué apenas pueda moverme y mi cara sea una mueca de dolor constante, no significa nada de nada. Soy así de fea y muy fan del caminar zombie. Y lo de quejarme, es tan sólo práctica de cante 'jondo' y, ahí voy.

Ahora, recuerda, cuando te golpees el dedo meñique del pie y estés muriéndote de dolor y acordándote de todos los santos habidos y por haber, te voy a hacer la misma preguntita. A ver si te mola y eso.

- "Espero mejores pronto": Esta es que de verdad me enerva. Contestar un "pues difícil lo tengo" es tan cansino de repetir over and over again, que ya me he rendido. Asiento con la cabeza, pero, qué sepáis, que en mi fuero interno hay un «whatever, capullo listo!» como la copa de un pino de grande.

Vamos a ver como explico yo esto sin que se me salten los ojos de las cuencas...

Lo mío, como a muchos, es crónico. No voy a mejorar. Voy a acordarme de ti y todos tus ancestros (como diría mi padre) todos los días de mi vida si seguís por ese camino. De verdad, no me lo digáis más. Yo prefiero un "Qué putada!" o un silencio, que ahí, sí estamos de acuerdo al 100% y tan amigos.

- "¿Estás segura?": Y aquí otra permita para la colección. Si es que vais  'sembraos', de verdad.

Esta viene después de explicar todas las enfermedades diagnosticadas por diferentes médicos. No sé si contestar un "Te doy el número de teléfono de todos esos cabroncetes profesionales y, les llamas para decirles que tú, como experto, están todos equivocados" o ,pedir perdón por seguir duchándome, arreglándome y sonriendo. 

- "Oye, ¡pues yo te veo muy bien!": Esta viene un poco cogida de la mano del "¿Estás segura?". Tengo que dejar de bañarme y peinarme, definitivamente. ¡Ah! y de caminar. Si estoy bien para levantarme de la cama y tirarme en el sofá, estoy perfecta para todo.

Luego algunos dirán que si soy borde, fría, antisocial, etc. Es que no lo ponéis fácil, cojonescoño, colegas. A veces me dan ganas de soltaros un: "Dejadme en paz, por Dios!".

Pero siendo sincera, decid lo que queráis que a mí, me da lo mismo.

Me voy a tumbar en la cama y leer.

Sí, puedo leer... Leo, luego existo.

27 mar 2017

Intento ser seria en mis relatos, pero...

A veces creo, que no es tan sólo que mi cerebro tiene problemas para expresarse cuando intento escribir; es el estilo "seriedad", sin atisbos de humor por ninguna de los rincones, lo que me está dando más problemas para escribir mi novela de miedo.

Que una tiene una gracia y un salero para explicar las cosas tan grande (aunque lo parezca, no me acabo de pegar un moco), que parece que abarca todas las demás expresiones y sentimientos. No tristezas, no enfados, modo Zen on y viva las risas. Estoy tan rematadamente loca que cuando lloro de tristeza o dolor, me da por acabar riendo también, mientras mi interior sigue su curso de destrozo masivo.

Pero claro, a una también le pica el gusanillo del terror, mas ¿qué haces cuando lo que tu alma, tu cuerpo, tu corazón y cerebro piden risas? A ver, que no es plan de crear fantasmas contando chistes o siendo sarcásticos de la muerte a más no poder. Que con mi suerte, se me instala el más allá en el salón de la casa y venga actividades paranormales a mansalva.

Debe ser que sigo con ese lado de sadomasoquista desarrollado a nivel máximo y, me va lo difícil una vez más. ¿Para qué voy a escribir cuatro libros de risa de una tirada y ganar dinero, cuando puedo escribir uno de miedo en cinco años mínimo y morirme de hambre? A ver, ¿dime tú para qué? Con lo bien que sienta frustrarse, que te dé tal bajón anímico que tu alma roza las puertas del infierno y, vayas perdiendo pelo por el estrés. ¡Una gozada!

Dioooossssss, pero ¿por qué soy tan complicada? ¿No tengo ya bastante con todas estas "amigables" enfermedades que me acompañan en mi vida 24/7, limitándome la existencia, como para encima boicotearme a mí misma? Que de eso ya se encarga mi cuerpo todos los días.

En fin, un corto post más de divagación infinita y monólogo indefinido para la saca y sin que nadie me lea.

No me importa... Me desahogo y me lo paso bien, que es lo que importa y es para lo que están hecho los blogs :)

25 mar 2017

Una de mis salvaciones: los libros.

A veces me cuesta entender porque hay gente que no lee. Ojo, no tengo nada en contra, que cada uno es libre de hacer lo que quiera. Es tan sólo que no lo entiendo.

Debe ser porque he crecido con un libro entre las manos desde que tengo memoria. Ahora voy envejeciendo con un ebook a punto de explotar con tanta novela.

No hablo de leer para adquirir mayor cultura o desarrollar más la mente, no. Yo hablo desde el lado en que los libros han sido una de mis salvaciones desde el momento en que nací, o más bien, desde que fui capaz de poner las letras juntas y formar palabras.

Poder evitar la realidad ha sido, y es, algo muy valioso para mí.


Recuerdo ir a fiestas de cumpleaños y no jugar con los demás niños. Yo me buscaba un rincón y devoraba el libro que hubiera encontrado en casa del homenajeado/a. Los demás niños me miraban raro, pero a mí me daba lo mismo. Yo estaba en mi mundo, un mundo mucho mejor que el suyo.


No veía la hora en que mi madre me viniera a recoger; llevarme ese libro a mi casa y leerlo tranquilamente sin aquella panda de lunáticos chillando como animales.


Los domingos que no íbamos a la montaña, iba con mi padre al Mercado de Sant Antoni a buscar y comprar más cuentos y novelas. Era el día más feliz de mi vida. Libros y la compañía de mi padre. No podía pedir nada más.


Mis padres eran felices porque leía mucho. Jugaba un poco con mis muñecas, pero después, me pasaba el resto del tiempo leyendo. 


Pero lo que ellos y, el resto de gente no sabía era que, los libros, me estaban ayudando. Podía esconder lo que realmente pasaba y dejarme llevar por la imaginación.


Y, ¿qué era lo que realmente estaba pasando, os preguntaréis? Pues... Los abusos.


Sí. Hubo un familiar que abusó de mí siendo una niña pequeña. A los 5 años no entiendes una mierda de la vida y crees que es algo normal. Y como la otra persona te dice que tienes que guardar el secreto si no, tus padres, se enfadaran contigo y no te querrán, pues vas y te lo crees a pie juntillas.


Miras a otros niños y quieres preguntarles si les pasa lo mismo, pero la vergüenza es más fuerte que cualquier sentimiento de valentía.


Callas... Callas.... Y callas....


Callas tanto que, el silencio y tú vais cogidos de la mano.


La gente pensaba que era muy tímida, pero la verdad es que me daba miedo que la gente supiera lo que pasaba y dejaran de hablarme. A esa temprana edad, me costaba confiar en los hombres. Me sentía incómoda cuando me abrazaban o me decían de montar en sus piernas al caballito. 


Gracias a Dios, ese sentimiento nunca pasó con mi padre. Él fue siempre lo más para mí. Y ahora, con mi marido, pues me siento muy cómoda también.


Callé tanto que, aprendí a olvidar todos los fines de semana en que visitábamos a mi abusador y, todos los juegos sexuales que aprendí a tan temprana edad.


Callé tanto que, aprendí a vivir a través de los libros que leía. Todo finales felices. Luego aprendes que eso no existe.


Callé tanto que, ya no sé vivir sin las palabras escritas.


Los libros han estado ahí en ese momento. En el momento en que comprendí que nunca sería suficiente para mi madre y, después, murió. Cuando la vida en el colegio fue un infierno. Cuando me violaron a los 18 otra vez. Cuando me volví bulímica. Cuando vencí todo sola y llegaron mis hermosas enfermedades. Cuando perdí a mi padre. Cuando ahora mi salud va empeorando y sólo quiero vivir.


Pero también han estado en los momentos felices. Poquitos, pero tan preciados y maravillosos, que siguen iluminando la parte oscura y vestida de invierno de mi mundo.


Gracias a todos los que escribís porque sin vosotros, mi mundo no sería mundo y, haría tiempo, que hubiera dejado de existir.

4 mar 2017

Eres tiempo viejo... A mi padre.

Eres tiempo viejo. Las manecillas de tu ayer se quedaron sin vida hace cinco años y, el tic-tac de tu corazón, se quedó vestido de invierno, salpicando parte de ese hielo en media parte de mi corazón. 

Eres tiempo viejo. Medio perdido y quebrado entre los muros desgastados de mis recuerdos. Donde tu existencia fue un graffiti de colores en medio de todas las paredes de mi existencia, pero el dolor y las lágrimas lo erosionaron hasta no quedar más que líneas invisibles.

Eres tiempo viejo. Algo que no puedo abrazar ni besar nunca más. Un desdibujado boceto de lo que fue tenerte a mi lado. Desdibujado hasta casi parecer que fuiste un sueño.

Eres tiempo viejo. Tiempo viejo lleno de distancia sin números concretos. Lleno de telarañas atrapadas entre el vacío de tu presencia. Tiempo que me ata a un algo que es pasado y ojalá fuera presente.

Eres tiempo viejo... Tan viejo...

Mi tiempo viejo...

3 mar 2017

Los Vecinos de la Casa Izquierda

Vivo en una urbanización del Sur de Estados Unidos. Una en la que la mayoría de los vecinos van y vienen porque más de la mitad de ellos resultan ser militares. 

No tengo relación con nadie. No soy antisocial, es tan sólo que no me interesa y menos, para que engañarnos, en esta tierra. Pero gracias a Dios que soy así porque entonces, debería tener una memoria increíble para todas las caras nuevas que aparecen y desaparecen en el vecindario al cabo del año y, como que, ya tengo bastante mal saturado el cerebro como para darle trabajo extra. No gracias!.

Siempre hemos tenido buenos vecinos, pero esto empieza a parecer un poco ghetto. Las casas a la venta son muy baratas, así que imagino que los alquileres también lo serán.

El último que tira de espaldas es la casa de nuestra izquierda.

Hombre. Más o menos de la edad de mi marido, alrededor de los 40. Con novia. Con seis hijos. No viven con él y todos de diferentes mujeres (cáete de espaldas y rebota hasta el techo). Y siempre... Siempre... Pero siempre siempre, con un vaso de plástico en la mano donde puedes oler el alcohol cerca de él y en 5km a la redonda mínimo. 

Dice que tiene un club... A saber dónde y de qué tipo. Nos ha invitado no sé cuantas veces ya a beber a su casa y a jugar cartas. Yo no puedo parar de imaginar que es Strip Poker y me dan ganas de vomitar. Si le sumas que casi todo los días tiene idas y venidas 40 veces al día y otros, mínimo 4 coches aparcados fuera, más por la noche, no hace falta explicar mucho más.

Los acontecimientos más raros empezaron hace una semana. Le gritó a alguien:"Fuera de mi casa!" una de las tardes. A eso de las 2:30 de la madrugada del día siguiente, nuestras perras empezaron a ladrar porque escucharon ruidos en la casa de al lado. Desde entonces, no le hemos vuelto a ver el pelo. No ha habido ni rastro de nadie... Hasta hoy.

Yo he llevado toda la semana diciéndole a mi marido que está muerto. La novia lo ha matado (Tengo todo un thriller montado en mi cabeza que no os podéis llegar a imaginar).

Esta mañana, cuando mi G = marido, se ha ido a trabajar, se ha cruzado con el coche de ella. Yo he ido a mirar por la ventana como toda buena vecina cotilla que está esperando que la policía venga y descubra el asesinato y, he podido confirmar que el coche estaba ahí. Yo le he dicho a G que ella ha venido a deshacerse del cadáver que tenía metido en el congelador. Él se ha reído, pero es que la cosa aún ha ido a más para alimentar la escritora que llevo dentro y que es tímida de dar la cara al mundo aún.

Yo tengo el sexto sentido muy desarrollado así que, sin más, me ha dado por ir a mirar por la ventana alrededor de las 10:15am. Pero ha sido visto y no visto, porque había un coche rojo aparcado en frente de nuestra casa. El corazón ha empezado a bombear a toda castaña. Quien estuviera dentro, me ha visto, porque ha puesto el coche en marcha y ha desaparecido cuesta abajo del vecindario, para luego, volver cambiando la posición del coche y no he sido capaz de ver quien estaba dentro. Sospechoso? Un rato largo.

Entonces se ha bajado del lado del copiloto un chico. Con gorra negra y mirando hacia abajo para que nadie pudiera reconocerlo (a todo esto, yo escondida detrás de las cortinas de la cocina con la total adrenalina de "La ventana indiscreta" corriendo por mis venas como caballo desbocado). Ha abierto la puerta de atrás del coche rojo, ha estado hurgando algo y, ha ido directo al coche negro de la novia del vecino, lo ha abierto, lo ha puesto en marcha y los dos coches han desaparecido. Justo cuando iba a grabar todo y enviárselo a G.

Y ahora os preguntaréis, ¿y la novia? Buena pregunta y más si os digo que 3 horas después ha vuelto a aparecer el coche negro y ha salido ella del coche. Mi cara todo un poema encriptado. ¿Tiene clones o qué? ¿Se teletransporta? ¿Dónde está el vecino? ¿Quién es toda esa gente que actúan tan raro? Ahora mismo, el coche a vuelto a desaparecer.

Madre mía, madre miiiaaaa!!! Que pedazo de novela negra podría montar con todo esto y si sigue así, película de éxito taquillero sin lugar a dudas (Lo sé. Sueño demasiado).

Igualmente, sigo creyendo que en algún momento que otro, tendremos coches de la policía llamando a nuestra puerta y preguntando por el vecino y todas las actividades que se están dando últimamente. Y a ver como les explico entonces, que yo sabía de todo y no he dicho nada antes.

Bienvenida a América, sweetheart!

24 feb 2017

Cuando la niebla cerebral llega a tu vida.

A todos nos ha pasado que, a veces, se nos olvidan las cosas. No recordamos donde pusimos las llaves de casa o, como se llamaba el chico con el que ligaste la noche anterior.

Pero, ¿qué pasa cuando eso se repite cada día haciéndote la vida un infierno? Pues pasa, que lo tuyo son nimiedades y lo mío, es una mierda como 5 catedrales Sagradas Familias juntas, y aún así, me estoy quedando corta.

No es tan sólo que se te olvidan nombres, o números... No. La niebla cerebral son palabras mayores.

Llegas al extremo de dudar de si habías estado hablando hace cinco minutos atrás. Y siendo así, ¿de qué? Ya os podéis imaginar la cara de la persona que está a mi lado cuando pregunto:"Oye, tú y yo hemos estado hablando, ¿verdad?" Su cara no es un poema, es una oda.

Llegas a olvidar en un abrir y cerrar de ojos como hacías algo que llevas toda tu vida haciendo o, meses atrás. Las que más logro recordar sin que se me queme el cerebro por ello son: 

- la vez que me quedé helada con un bolígrafo en la mano siendo incapaz de recordar como era mi firma. Y mira que la mía es simple, pero tuve que echar mano del DNI.

- La vez que no supe como encender el iMac. Yo creo que el puñetero botón jugó al escondite conmigo aquel día.

- Y la más reciente... Como narices me pongo los tapones de los oídos!!! Conste que lo hago cada noche. Pues el otro día, después de habérmelo puesto, se me cayó. Pues en ese exacto momento, mi cerebro se desconectó "Su cerebro está apagado o fuera de cobertura en este momento", y ahí estaba yo, tumbada en la cama, en la más completa oscuridad, tratando de adivinar, sin suerte, como insertarlo de nuevo en mi oreja. Y los necesito porque mi marido no es que ronque. Lo suyo son rugidos de león a través de unos altavoces de máxima potencia.

Y por si esto fuera poco, tienes los momentos en que no sabes comunicarte. Yo es que, ya no es que haya nacido rubia y puede que saber tres idiomas es demasiado para mi cerebro; no. No soy capaz de poner las palabras en orden y expresarme. Y para alguien que siempre ha adorado escribir, es lo peor de lo peor. 

No me falta inspiración. Lo digo por si alguien más se suma a lo que muchos me dicen. Tengo las musas azuzándome a saco, venga ideas, a todas horas. Yo creo que no me ven perdiendo pelo y llorando, no le ponen freno. Mi cabeza es un hervidero de imágenes pero mi cerebro no es capaz de ponerles palabras. Aún me sorprende que mi cabeza siga teniendo las mismas dimensiones y no haya explotado.

Y si tengo que hablar, apaga y vámonos. A veces hablo tan lento porque las palabras vienen en cuentagotas, que la gente cree que soy Dori hablando balleno.

Antes lloraba más que la Zarzamora y creaba nuevos ríos en la península, pero ahora, soy capaz de no perder la calma. No es fácil. A veces me gustaría abrirme la cabeza, extraerme el cerebro, mirarnos mútuamente a la cara y decirle: "Eres el mayor cabronazo que he conocido en mi vida, y mira que tú y yo sabemos que de esos los he tenido a bofetadas". Pero es lo que hay.

Sigo ahí, con paraguas bajo la tormenta y a ratitos dejando que las gotas acaricien este cuerpo tatuado de dolor y cansancio.

10 feb 2017

De Vuelta...

Hello everybody, I´m back!!!

Y lo suelto así, en inglés, que parece que hasta impone más. Sólo me falta una puerta para hacer una entrada triunfal con confeti de colores cayendo por todos lados y, efectos de gente vitoreando en el fondo. Iba a hacer un vídeo haciendo eso y subirlo, pero para que nos vamos a engañar, ni me gusta que me graben ni tampoco quiero causar pesadillas a nadie. Así que lo dejaré aquí escrito y allá cada cual con su imaginación.

Sé que decidí cerrar mi blog después de que mi padre falleció. Creí que cerrándolo y empezando un nuevo blog... Y otro... Y otro más... Sería bueno. Una nueva vida, un nuevo blog; pero me equivoqué. ¿Creéis que si lo he intentando 6 veces y ese número es el del diablo, hay alguna mala conexión? Me fascina lo paranormal, pero todo tiene un límite. 

He vuelto a reactivar mi twitter y ahora mi viejo y adorado blog. 

Sigo enferma y sumando más y empeorando. Yo es que ya ni me sorprendo. 

Ahora estoy casada. Lo sé. Yo que no creía en el matrimonio ahora llevo casi 4 años con un hombre maravilloso y soy Sra. de ...... (bua, suena fatal en español, me quedo con el Mrs. en inglés que hasta parece que da categoría y por lo menos no me hace sentir una mujer de 90 años, aunque mi cuerpo por dentro parezca de 200 años).

Ya no vivo en España, sino en EEUU. ¿Quién me iba a decir a mí, que a mi edad, iba a hablar el inglés con desparpajo? Increíble! Eso sí, no os alucinéis que no estoy ni en New York, ni en LA ni Miami. Estoy en uno de los sitios del Sur más aburriiiiiiiiiiiiido que te puedas echar a la cara, pero ya me he acostumbrado así que, a mi manera, soy feliz.

Mi marido es exmilitar, un Airborne. Pobre fastidiadete de la espalda, las rodillas y los tobillos por tanto salto en paracaídas, pero trabajador. Fuera de casa, en casa para que arregle algo puede pasar siglos. Así que quien acaba haciendo la mayoría de las cosas soy yo. Tengo el master en fontanería, electricidad, montar muebles y configurar y arreglar tecnología punta. 

Y vivimos con dos beagles peludetas que son una alegría y un estrés al mismo tiempo que para qué.

El resto de cosas, pues ya las iré contando poquito a poco.

Ains, cuanto he echado de menos mi blog!!!!

Un abrazo a todos.
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