Después de un tiempecito de tal acontecimiento, en que más de la mitad de los habitantes del mundo se volvió loco, se pegaron por un trocito de terreno en la montaña para poner su telescopio y la mantita en la montaña (o en la playa, que desde la playa tiene mucho glamour!! Dónde va a parar!!) Otros se arremolinaron en las terrazas de su casa con copa de cava en mano, otros se pellizcaron con el alféizar de la diminuta ventana para coger medio cuarto de vista lunera… Yo voy a confesar que… No vi el eclipse lunar!!!
Hala!!! Ya está!!! Confesión al canto, qué a gustito me acabo de quedar. Como mínimo peso unos 4kg menos; ah, no!!! Que en el espacio todo tiene el peso de nada… Pero a gusto sí que sí…
No la vi ponerse colorada; pero con tanta peña mirando, más que rubor fue bochorno. Hubiera pagado por saber sus pensamientos; alguno al estilo de “venga hombre, en serio no tienen nada mejor que hacer que mirarme todos a la vez?”… Para postre me enteré que el color rojo aumentaba de intensidad depende la contaminación que hubiera en el sitio desde donde la gente la observaba. Dios, pues en Barcelona debió parecer una cereza madura; pero claro, yo me he puesto de ese color cuando he intentado salir a pasear y la asfixia de 3 pasos mal contados me ha ocasionado a mí ese aspecto…
Me parece bien que la gente quiera ver eso efectos naturales, pero creo que hasta el extremo de poner fotitos de perfil en facebook, twitter, etc, me parece excesivo. Y si le sumamos esa competición de “yo la vi desde…” “pues yo desde un yate…” “yo estaba con…” etc, me parece ridículo e innecesario. Vendemos nuestra vida en cada comentario de internet, y luego nos quejamos de que si nos invaden nuestro espacio; muy bien no andamos de la azotea!!!
Yo no lo vi y sigo siendo la misma persona y con la misma vida; vamos, que mis enfermedades siguen dando por saco y sumando. Pero bueno, sigo riendo y si puedo más...
Seguiré mirando la luna todas las noches sea del color que sea, y esperando a que aparezca cuando tiene que volver a crecer. Y lo siento, pero en noches de luna llena, no me convierto en loba, qué se que muchos me pueden adjudicar ese término...