20 dic 2017

Perdida...

De nuevo, he vuelto a abandonar la escritura. Llevo un tiempo bastante largo muy perdida. Me gusta repartir sonrisas porque me paso mucho tiempo en soledad, pero lo cierto es que nadie sabe lo perdida que me siento, hasta miedo me da decir que más bien vacía.

Vacía de querer hacer cosas. 

Desde que mi salud se agravó mucho desde diciembre de 2015, apareciendo nuevas cosas, empeorando el resto, mi apatía ha ido degenerando a pasos agigantados.

Tengo muchas ideas para vídeos divertidos, pero como lo tengo que hacer todo sola y acabo encontrándome fatal, pues más ganas añadidas a no hacer nada.

La buena noticia es que desde hace una semana, me estoy obligando a mí misma a hacer cositas. He conseguido hacer una fofuboli, estoy intentando hacer unos adornos navideños para el año que viene en arcilla fría y dos proyectos esperando. Ojalá siga capaz de encontrar las fuerzas de continuar.

Pierdo horas mirando el vacío infinito. Imaginando una vida que no tengo. Una vida en la que estoy sana y puedo salir a trabajar, dar clases de baile, salir a pasear con mi marido y mis peludas. Y no esta vida en la que me paso días y días encerrada. Sólo salgo una vez a la semana a comprar comida y ya está. Aunque también es cierto, que alguna vez consigo ir al gym y entonces mi ánimo cambia radicalmente. Lástima que sólo dura unas pocas horas.

Sólo alguien en la misma situación que yo es capaz de comprender el grado de gravedad de lo que vivo. Soy positiva, río mucho, pero tras esa cortina, está esa pena de no poder ser quien quisiera ser.

Cómo desvestirme de esta apatía? Echo de menos vivir en Lloret de Mar. Aquí necesito conducir para poder salir del vecindario, pero por mi salud es algo que no puedo hacer. Y allí podía salir a caminar libremente. Era capaz de ir a hacer la compra sola, no depender de nadie a pesar de mi dependencia.

Ahora me dan más pena los pájaros y animales que están en jaulas porque yo también me siento en una. La única diferencia es que los pobres si viven completamente encerrados y a mí mi cuerpo, donde vivo y mi marido que no me motiva a salir, son la causa de todo.

A veces me pregunto si estoy sumergida en una depresión disfrazada. Algo que sé que está ahí pero que me niego a verlo y sigo para adelante. "Todo va a mejorar. Tengo que seguir", me repito muchas veces al cabo del día, todos los días. Pero lo cierto es que sé que algo no está bien. Siento que quiero desaparecer, pero pienso en mis chiquitinas peludas que no puedo dejarlas solitas y me quedo. Me quedo una vez más quieta, con ellas, dándoles todo el amor que puedo y tengo.

Y lo descargo aquí porque nadie me lee. Porque nadie sabrá cuan amarga es mi existencia y mis ganas de arañarme el alma.

Me toca seguir... Tengo que seguir... Y me está costando tanto...

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